jueves, 27 de noviembre de 2008

"Sería una vergüenza no pensar en ganar"



Diarios, radio o televisión. No importa el medio. En todo Washington se habla de lo mismo: la asunción de Barack Obama y el (des)esperado salvataje económico del gobierno. Incluso, claro, en la casa de Marcelo Gallardo. Aunque en ese coqueto chalet, con parque y piscina, la preocupación no pasa sólo por ahí. "Estamos pendientes, aunque más sigo cómo le va a River", le cuenta el dueño de casa a Olé. Preocupado y sorprendido, el Muñeco demuestra que la distancia no logró separarlo de River. "Es inusual verlo último, muy extraño", acepta el DC United boy. "Me duele mucho. Más porque hace cinco meses salió campeón".

-¿Les faltaron líderes a River para repuntar?

-No me atrevo a decirlo. Lo que sí sé es que los muchachos deben estar sufriendo mucho. Vestir esa camiseta es algo que enorgullece a cualquiera y verte ahí, en el fondo de la tabla, te hace sentir muy mal.

-¿Creés que podrán salir del último puesto?

-Ojalá. Pero lamentablemente, por lo que uno ve desde afuera, no aparenta que vaya a haber un gran cambio de acá a fin del campeonato. Por eso será importante que arranque un nuevo ciclo.

-En medio de esto, River enfrenta a Tigre y si le gana, favorece a Boca. ¿Qué tiene que hacer?

-River tiene que ganar. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Tiene que salir del fondo de la tabla Sería una vergüenza no pensar en ganar.

-Abelairas dijo que es incómodo para jugarlo.

-Ya estar último es demasiado incómodo y encima, terminar con algo así sería mucho peor. Nadie puede pensar en otra cosa.

-A ustedes les pasó en el 2005, cuando perdieron frente a Gimnasia LP en el Monumental...

-Sí, y nosotros salimos a ganar. No te olvides de que si conseguíamos los tres puntos, todavía peleábamos el título.

-Pero perdieron y, para colmo, te expulsaron.

-Me acuerdo perfecto. Y fue exactamente al revés de lo que muchos pensaron. Yo tenía tantas ganas de ganar esa tarde que cuando Furchi no me cobró una falta clarísima, medio que le hablé mal. Ahí me echó y no pude hacer nada. Me quedé con una bronca y una impotencia enormes.

-¿Sabés que muchísima gente pensó que te hiciste expulsar a propósito?

-Si uno tiene que darle bola a todas las boludeces que se hablan, no puede salir a la cancha. Lo único que todavía me molesta es no haber ganado ese partido.

-¿Para tanto?

-Sí, lo quería ganar más que ninguno. Pero bueno, a veces te equivocás y otras te cruzás con un mal árbitro como Furchi... Por eso, este domingo, River tiene que ganar. Hay que salir del fondo. No hay otra.

La charla ya lleva media hora. Pero parece que recién empezó. Gallardo no tiene apuro. Ni siquiera cuando Alejandra, su esposa, lo llama desde otra habitación. "Ya voy. Estoy hablando con Olé", le avisa y ahí nomás vuelve a ponerse en tema. En especial con uno. "¿Sabés qué me sorprende?", pregunta. Y se responde solo: "Ver a Ariel en el Nacional B".

-También es raro, ¿no?

-Sí. Yo creo que algunos jugadores tienen una identificación con una camiseta. Y la de Ariel es con River. Fijate que cuando estaba en Newell's, salió campeón e igual siempre la pregunta era cuándo iba a volver a River. Y ahora es igual. Ortega es de esos jugadores a los que el hincha toma como propios.

-¿El próximo técnico lo debería hacer regresar?

-Conociéndolo un poco, no encuentro otro lugar en donde Ariel esté mejor que en River. Después, claro, hay que ver qué es lo mejor para él. Porque lo más importante es su problema personal. Es algo muy delicado. No se trata de ganar o perder un partido.

-¿Simeone se equivocó con el Burrito?

-No puedo opinar a la distancia. Pero sí sé que marcó algo muy fuerte en River. Aunque desconozco al Cholo técnico, lo tuve como compañero y sé que vive para el fútbol.

-¿Y te sorprendió que la gente lo despidiera con una ovación habiendo dejado a River último?

-En el fútbol ya no me sorprende nada. Si los hinchas valoraron su entrega y su trabajo, mejor. Bienvenido que la gente entienda que uno siempre quiere dar lo mejor por el equipo, más allá de que los resultados se te pueden dar o no. Y más allá de si sos un técnico de la casa o no.

-¿Estás seguro que eso no influye?

-Puede pesar al principio, pero después es relativo.

-Es decir que no importa mucho de dónde sea el próximo técnico...

-Lo que importa es cuál es el objetivo de la dirigencia, qué es lo que quieren.

-¿No tenés un favorito?

-Y, de todos los nombres que se vienen manejando creo que el indicado sería el Tolo Gallego.

-¿Por?

-Primero porque no está trabajando y llegaría con muchas pilas. Pero principalmente porque ya ha vivido suficientes cosas buenas y malas en River como para saber con qué se puede encontrar. Además, es un tipo que tiene buena llegada a los planteles. Pero sólo es mi opinión. La verdad es que no sé si el Tolo quiere volver.

-¿Y vos no te animás?

-Nooo. Hoy no. Todavía tengo para varios años más como jugador. Ser técnico sigue siendo una linda posibilidad, pero para más adelante. Aunque está claro que cuando me llegue el momento, me encantaría dirigir a River.

-¿Y si a alguien se le ocurre llamarte para que desde enero vuelvas a ponerte la 10 y la cinta?

-Eso ya no depende tanto de mí... Acá tengo un año más de contrato, aunque en el fútbol las cosas van tan rápido que uno nunca se puede cerrar a nada.

-Y menos a River...

-Sí, siempre me picó más que otra cosa. Lo pensaría y lo evaluaría con cariño.

Fuente: Diario Ole de España

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